Únicamente una acción conjunta, concertada y con el financiamiento adecuado puede poner fin a esta violación de los derechos humanos.
Declaración con motivo del Día Internacional de Cero Tolerancia con la Mutilación Genital Femenina
Directora Ejecutiva del UNFPA, Dra. Natalia Kanem
Directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore
Dos millones de casos adicionales de mutilación genital femenina podrían ocurrir en el transcurso de la próxima década a medida que la COVID-19 continúa obligando al cierre de escuelas e interrumpiendo los programas que ayudan a proteger a las niñas de esta práctica nociva.
Debemos actuar ahora para impedir que esto suceda.
Incluso antes de que la COVID-19 trastocara el progreso, la meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de poner fin a la mutilación genital femenina para 2030 ya era un compromiso ambicioso.
Sin embargo, lejos de disminuir nuestra ambición, la pandemia ha fortalecido nuestra determinación de proteger a más de 4 millones de niñas y mujeres que enfrentan un alto riesgo de padecer mutilación genital femenina cada año. La siguiente es la manera de lograrlo.
Debemos unirnos. Poner fin a la mutilación genital femenina exige la colaboración entre un amplio grupo de actores. Esto incluye a encargados de formular políticas a nivel mundial, regional, nacional y local, a la sociedad civil, desde pequeñas organizaciones de base comunitaria y grupos a favor de los derechos de la mujer hasta organizaciones no gubernamentales internacionales. A agentes de cambio,
desde docentes y trabajadores sanitarios hasta líderes religiosos y personas de la tercera edad locales, lo mismo que a funcionarios judiciales y de las fuerzas del orden. Los hombres y los niños también tienen un papel fundamental que jugar. Juntos, hagamos eco de las poderosas y persuasivas voces del número cada vez mayor de supervivientes que se encuentran liderando un cambio transformador en sus comunidades.
desde docentes y trabajadores sanitarios hasta líderes religiosos y personas de la tercera edad locales, lo mismo que a funcionarios judiciales y de las fuerzas del orden. Los hombres y los niños también tienen un papel fundamental que jugar. Juntos, hagamos eco de las poderosas y persuasivas voces del número cada vez mayor de supervivientes que se encuentran liderando un cambio transformador en sus comunidades.
Debemos financiar nuestros esfuerzos a un nivel igual al de nuestro compromiso. Incluso en aquellos países en los que la mutilación genital femenina ya se encuentra disminuyendo, es necesario multiplicar el avance por diez para cumplir con el objetivo mundial de su eliminación para 2030. Esto requerirá alrededor de 2,400 millones de dólares de los Estados Unidos en el transcurso de la próxima década, lo que representa menos de 100 dólares por niña. Este es un precio muy pequeño a pagar para preservar la integridad corporal de una niña, su salud y su derecho a decir “no” a esa violación de sus derechos. Sin embargo, la mayor parte de este dinero no se ha recaudado todavía.
Debemos actuar rápidamente, de manera decidida y en muchos frentes al mismo tiempo. Necesitamos garantizar que las niñas tengan acceso a educación, a atención de la salud –incluidos servicios de salud sexual y reproductiva– y a medios de subsistencia, y también que estén protegidas por leyes, políticas y nuevas normas sociales. Alentemos las habilidades de liderazgo de las adolescentes y sus pares masculinos e inspiremos su poder para hablar y decir “basta” a todas las formas de violencia, incluidos los ataques violentos a sus cuerpos.
Las mismas intervenciones que pondrán fin a la mutilación genital femenina también contribuirán al poder y la capacidad de decidir de las niñas y las mujeres para ejercer sus derechos humanos, desarrollar su potencial y contribuir plenamente a sus comunidades y futuros. La eliminación de la mutilación genital femenina y la igualdad de género implica objetivos interdependientes y complementarios. Dicho de otra manera, si la igualdad de género fuera una realidad, no habría mutilación genital femenina. Este es el mundo al que aspiramos y los Objetivos de Desarrollo Sostenible trazan el camino para llevarnos ahí.
Sabemos lo que funciona, no toleramos excusas. Ya basta de violencia contra las mujeres y las niñas. Es momento de UNIRNOS alrededor de estrategias de efectividad demostrada, FINANCIARLAS adecuadamente y ACTUAR.