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CIUDAD DE MÉXICO, México - Más de la mitad de la población mundial vive hoy en ciudades. América Latina y el Caribe es la región en desarrollo más urbanizada del planeta. A partir del año 2008 más de la mitad de los habitantes del mundo vive en ciudades, lo que se traduce en que más del 90% del crecimiento urbano se localiza en países en desarrollo, lo que representa alrededor de 70 millones de nuevos habitantes. Para el 2030, según estimaciones del UNFPA, los asentamientos urbanos del mundo en desarrollo representarán el 80% de la población urbana mundial.

Las ciudades pueden ser vistas como lugares de grandes oportunidades, motores de la economía, desde dónde se impulsa la prosperidad, el desarrollo social y el empleo. Lugares en los que se provee servicios y bienes fundamentales, desde los que se innova, se fomenta el progreso industrial y tecnológico, el espíritu empresarial y la creatividad; desde dónde se genera economías a gran escala, se facilita la interacción, se impulsa la especialización y la competitividad.

Sin embargo, las ciudades también se constituyen en fuente de problemas si no están debidamente conducidas y gobernadas, si las políticas públicas y las instituciones son disfuncionales, si la distribución socioespacial de oportunidades y los costos del desarrollo son injustos.

Para avanzar hacia ciudades sostenibles se precisa políticas urbanas que vinculen, de manera equilibrada, el cuidado del medioambiente, el desarrollo social y el desarrollo económico. Claro que en la práctica es políticamente muy difícil de lograrlo en contextos de bajo crecimiento económico, desempleo, desigualdad y pobreza. Y allí está el desafío que desde un grupo de la academia, del gobierno y con apoyo del UNFPA en México se ha comenzado a gestar: cómo operativizar el diseño e instrumentación de estrategias y acciones de desarrollo, desde una mirada multidimensional que vincule lo económico, político, ambiental, poblacional, social y lo relativo al desarrollo urbano sostenible.

Es claro que lo que pase en las ciudades de los países en desarrollo delineará el futuro del planeta en términos de crecimiento económico, reducción de la pobreza y la desigualdad, estabilización demográfica, sostenibilidad ambiental y ejercicio de los derechos humanos.

A diferencia de los años ochenta, la pregunta hoy no es cómo frenar la urbanización, sino cómo aprovechar las oportunidades diversas que ofrece minimizando sus contingencias. El reto es cómo lograr ciudades eficientes, justas y responsables en la gestión del medioambiente. Es decir, cómo lograr ciudades exitosas: ciudades sostenibles.

Entre los puntos más importantes del Consenso de Montevideo se encuentra el hecho de que aunque nuestra región ha realizado avances significativos en la promoción, protección y garantía de los derechos humanos en los últimos 20 años, no han alcanzado a todas las personas. Si bien las políticas de inclusión económica y social han ampliado las oportunidades y el bienestar, muchas personas continúan viviendo en condiciones de extrema pobreza, enfrentando desigualdades y diversas formas de discriminación que limitan el pleno ejercicio de sus derechos.

Desde este enfoque, como objetivos se han puntualizado reducir la pobreza, disminuir la desigualdad, utilizar racionalmente los recursos y el capital natural, promover el crecimiento económico bajo en carbono, generar y acceder al empleo decente y de calidad, así como tener acceso a las oportunidades. Y para esto existen instrumentos clave, como por ejemplo servicios públicos incluyentes y de calidad, el control del uso del suelo, las finanzas públicas locales y la normativa urbana y metropolitana.

Esta es la tarea que se ha propuesto un grupo de trabajo multidisciplinario, que busca compartir las dimensiones de la sostenibilidad y bajarlas a la práctica considerando al desarrollo urbano como un principio y guía de política pública y no como un estado ideal que debe lograrse lo más rápido posible.

El desarrollo urbano sostenible es un esquema “ganar-ganar”, pues facilita diseñar y adoptar un plan de ruta para el mejor desempeño de los gobiernos locales y atrae inversiones productivas. Así mismo, colabora a conservar, valorar y proteger los recursos naturales que aseguran el sostenimiento de los servicios ambientales (provisión de agua, aire, alimentos) de manera que se preserven para las generaciones futuras y aumenta el bienestar social y económico de las personas en el ámbito urbano municipal. Otro aspecto no menor es que coopera a conservar y aprovechar el patrimonio cultural, histórico, arquitectónico y natural en el ámbito jurisdiccional del municipio y la ciudad.

¿Qué se pretende? Mejorar costo-beneficio, avanzar hacia el acceso o equidad de condiciones, ser más efectivos en la aplicación de políticas, teniendo en cuenta el cuándo y el dónde (temporalidad-escala territorial).

El perfil demográfico de las ciudades de los países en desarrollo muestra un marcado aumento de la población joven, sobre todo en poblaciones más vulnerables. Los éxitos y los fracasos individuales de los jóvenes, a medida que vaya avanzando la ola del crecimiento urbano, serán decisivos para el futuro desarrollo, porque estos radicales cambios demográficos, combinados con la persistencia de la pobreza y del desempleo, son fuente de conflictos en las ciudades de todos los países en desarrollo. No obstante, es poco frecuente que los procesos políticos reflejen las prioridades de los jóvenes en salud, seguridad, educación y sus perspectivas de futuro, aspectos medulares para el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

Para esto es importante comprender que el crecimiento y el desarrollo no se generan en un vacío institucional. Requieren de un marco institucional consensado, fuerte, claro y justo, que genere un entorno favorable (o al menos no desfavorable) para el desarrollo: instituciones de alta calidad, flexibles, adaptables a los cambios y autoreforzantes.

A esto se suma la necesidad de entender la compleja red de interconexiones entre población, cambio climático y desarrollo es la clave para encontrar soluciones innovadoras que se adapten al mundo cambiante y fortalezcan el camino hacia un futuro sostenible.

En seguimiento al Consenso de Montevideo y previo a la Segunda Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo, que se inaugura mañana en Ciudad de México, se lleva a cabo el Primer Encuentro Latinoamericano sobre Ciudades Sostenibles, espacio desde el que se impulsa esta línea teórica, política y de pensamiento a fin de analizar estrategias para el desarrollo de ciudades sostenibles.

El mencionado encuentro fue organizado por la Asociación Latinoamericana de Población (ALAP), el Consejo Nacional de Población (CONAPO), El Colegio de México, El Colegio Mexiquense, la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey, el UNFPA y el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Texto: Carolina Ravera Castro / Fotos: Ricardo Ramírez Arriola, UNFPA México
 

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