Se suelen descuidar las necesidades esenciales de salud de las
mujeres en la asistencia posterior a desastres naturales y conflictos
El Estado de la Población Mundial 2015 preparado por el UNFPA fija
un nuevo programa de respuesta humanitaria para acelerar el apoyo a
millones de personas que quedan rezagadas
NACIONES UNIDAS, Nueva York, 3 de diciembre de 2015 -- Las necesidades de
salud de las mujeres y de las adolescentes se suelen descuidar en la asistencia
humanitaria en contextos de desastres naturales y conflictos en todo el mundo. Ello a
pesar de que la vida o la muerte de las mujeres y las niñas en una crisis suele
depender del acceso a servicios básicos de salud sexual y reproductiva, como la
partería y la prevención del VIH, dice un nuevo informe dado a conocer hoy por el
UNFPA, Fondo de Población de las Naciones Unidas.
El Estado de la Población Mundial 2015, “Cobijo de la tormenta,” indica que de las 100
millones de personas que necesitan asistencia humanitaria en todo el mundo en la
actualidad, unos 26 millones son mujeres y niñas adolescentes en edad de procrear.
Los servicios de atención de salud sexual y reproductiva, fundamentales para la salud y
la supervivencia de las mujeres y las adolescentes, escasean más en el momento en
que son más necesarios, menciona el reporte. Actualmente, tres quintas partes de las
muertes maternas ocurren en países que se consideran frágiles, como resultado de
conflictos o desastres. 507 mujeres mueren todos los días durante el embarazo y el
parto en esas condiciones.
“No se deben tratar la salud y los derechos de las mujeres y de las adolescentes como
un aspecto secundario de la respuesta humanitaria”, enfatiza el Director Ejecutivo del
UNFPA, Dr. Babatunde Osotimehin. “Para la mujer embarazada que está a punto de
dar a luz y para la niña adolescente que ha sobrevivido a la violencia sexual, los
servicios que salvan vidas son tan fundamentales como el agua, los alimentos y la
vivienda”.
Sin la protección habitual de la familia y la comunidad, las mujeres y las adolescentes
son más vulnerables a la violencia sexual, los embarazos no deseados y las
infecciones de transmisión sexual, como el VIH. Rara vez se reúnen las condiciones
básicas de un parto seguro, la planificación de la familia y la atención de la salud
reproductiva cuando las mujeres y las adolescentes quedan excluidas de la asistencia
de los sistemas de salud.
“Contar con los medios para prevenir un embarazo y proteger de la violencia sexual
son derechos humanos fundamentales”, afirma el Dr. Osotimehin. “Los derechos no se
esfuman y las mujeres no dejan de dar a luz cuando se inicia un conflicto o las afecta
un desastre”.
Debido a la proliferación de conflictos y desastres en el mundo actual, el UNFPA presta
una proporción cada vez mayor de sus servicios en situaciones de crisis, indica el
informe. El UNFPA ha respondido en 2015 a crisis en 38 países.
La protección de la salud y los derechos de las mujeres y las adolescentes no es solo
fundamental para cobijarlas de la tormenta cada vez peor de guerras y desastres
naturales, sino que puede también para acelerar la recuperación de las crisis, indica el
informe. Se necesita un cobijo mejor, más fuerte y más resistente para ayudarlas a
superar estas tormentas que ponen en peligro su salud, sus derechos y su futuro.
El cobijo actual, según el informe del UNFPA, no está capacitado para proteger a todas
las personas que lo necesitan.
En 2014, por ejemplo, las Naciones Unidas necesitaban una cifra inédita de 19.500
millones de dólares para responder a situaciones humanitarias en todo el mundo, pero
tenían un déficit sin precedentes de 7.500 millones de dólares, lo que amenaza la salud
y la vida de millones de personas. El UNFPA recibió en 2015 menos de la mitad de la
financiación que necesita para satisfacer las necesidades esenciales de salud sexual y
reproductiva de mujeres y niñas adolescentes.
Por cuanto la demanda de asistencia humanitaria supera la oferta, se necesita un
nuevo paradigma, con énfasis en la prevención, la preparación y el aumento de la
resiliencia de las naciones, las comunidades, las instituciones y las personas. El
sendero hacia la resiliencia es el desarrollo equitativo e incluyente que proteja los
derechos, incluidos los derechos reproductivos, concluye el informe.
“El criterio habitual relativo a la asistencia dejará a muchos rezagados en un momento
en que las necesidades son tan grandes”, dice el Dr. Osotimehin. “Necesitamos hacer
una labor mucho mejor para ayudar a los más vulnerables, especialmente las
adolescentes. Pero debemos hacer además una labor mucho mejor de invertir en un
mundo más estable, capaz de soportar las tormentas del futuro”.
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