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• En estos momentos hay más jóvenes entre 10 y 24 años que nunca antes en la historia de la
humanidad.
• Aproximadamente 9 de cada 10 viven en países menos desarrollados.
• En América Latina y el Caribe hay más de 165 millones de personas entre 10 y 24 años de
edad, de una población de 618 millones.
México D.F. a 18 de noviembre de 2014.- El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)
presentó el día de hoy a nivel global, el Reporte del Estado de la Población Mundial “El Poder de
1,800 Millones: Adolescentes, Jóvenes y la Transformación del Futuro” desde la Ciudad de México.
Al evento asistieron, la Sra. Marcela Suazo, Directora Regional del Fondo de Población de las
Naciones Unidas para América Latina y el Caribe, la Sra. Leonor Calderón, Representante UNFPA
México, el Subsecretario Juan Carlos Lastiri Quirós, Subsecretario de Planeación, Evaluación y
Desarrollo de la Secretaría de Desarrollo Social, el Mtro. Marco Antonio Silva, Director de Fundación
IDEA y Sebastián Ramos, Co-fundador de la empresa Yaxi.
“Los cambios demográficos de las últimas décadas han dado lugar a la aparición de un mayor
número de jóvenes y adolescentes entre 10 y 24 años de edad en la historia humana. Las y los
jóvenes de hoy representan más de una cuarta parte de la población mundial y una proporción aún
mayor en las regiones en desarrollo” dijo la Sra. Marcela Suazo, Directora Regional de UNFPA.
“En los países menos desarrollados constituyen alrededor del 32% de la población. La generación
hasta ahora más grande de adolescentes está entrando ahora en su vida sexual y reproductiva, así
como en sus vidas económicamente productivas” mencionó.
Las y los jóvenes, incluidos los adolescentes, jugarán un papel fundamental en el establecimiento de
la dirección futura para el desarrollo del mundo y determinará si nos movemos hacia delante, hacia
atrás o nos estancamos.
Años de investigación han demostrado que los países con una gran proporción de adolescentes y
jóvenes pueden obtener un "bono demográfico" para el desarrollo nacional, la adaptación y la
sostenibilidad. Pero esto depende de manera crítica de la inversión en capital humano y el
fortalecimiento de las capacidades humanas. Tales esfuerzos, naturalmente, se centran en la
educación más allá del nivel primario, pero lo más fundamental es que deben comenzar con los
esfuerzos para garantizar el acceso a la salud, incluida la salud sexual y reproductiva.
Cada día, 39,000 niñas menores de 20 años dan a luz en los países en desarrollo. Los adolescentes
suelen abandonar la escuela y les resulta muy difícil, si no imposible, desarrollar habilidades técnicas y
de vida para participar activamente en la vida económica y política. 
 
Es evidente que la educación más allá del nivel primario y la atención de la salud por sí sola es
insuficiente para asegurar que los jóvenes y adolescentes encuentren un empleo productivo,
escapen de la pobreza e impulsen el desarrollo económico de sus países. Sin embargo, sin una
inversión adecuada en la educación y la salud de jóvenes y adolescentes, los países encontrarán
imposible recoger un bono demográfico y promover el desarrollo económico sostenible.
El fortalecimiento del capital humano y la empleabilidad de jóvenes y adolescentes tendrán que ser
complementados con la inversión productiva en la economía real, que crea oportunidades de
empleo para las personas. De lo contrario, la juventud, a pesar de buena salud y habilidades, serán
incapaces de encontrar trabajo. La inversión en la juventude no sólo es importante en los países que
tienen una gran población juvenil; es igualmente importante en países con poblaciones que
envejecen. La participación plena y productiva de jóvenes y adolescentes es esencial para el
envejecimiento de las sociedades y para abordar los desafíos que enfrentan.
Las y los jóvenes, incluidos los adolescentes, necesitan educación de calidad, capacitación,
información y servicios de salud, así como la protección de sus derechos humanos y oportunidades
para participar en la toma de decisiones que las y los prepare para el futuro y les permita que
participen en los asuntos de sus comunidades y contribuyan al desarrollo económico. Con estas
inversiones, los jóvenes también son más capaces de desarrollar los juicios, valores, comportamientos
y la capacidad de adaptación que necesitan para prosperar en su rápidamente cambiante y
globalizado mundo.
No obstante, un gran número de adolescentes y jóvenes no se han beneficiado de los recientes
logros del desarrollo. Millones no están recibiendo suficiente educación, capacitación, información
sobre la salud y el acceso a los servicios. Millones carecen de oportunidades de participación social
de acuerdo con sus capacidades en evolución. Ellos sufren la exclusión y la discriminación. En tales
circunstancias, las y los adolescentes y jóvenes están mal equipados para hacer frente a los muchos
desafíos que tienen delante de ellos.
Las desigualdades en adolescentes y el acceso de las y los jóvenes a los servicios y oportunidades
persisten entre y dentro de los países, dependiendo en gran medida de la riqueza de los hogares.
Entre la cohorte de jóvenes, las adolescentes, especialmente aquellas entre las edades de 10 y 14, se
enfrentan a los mayores desafíos en los próximos años, y sin embargo, es de ellas de las que menos
sabemos. Obstaculizado por la discriminación que limita su papel a la casa, negado el acceso
igualitario a los servicios de salud y oportunidades educativas y económicas, y a menudo impedidas
de ejercer su derecho a decidir cuándo y si quieren casarse, y cuándo y si quieren tener hijos, las
adolescentes son las menos empoderadas de todos los jóvenes.
Las adolescentes que se encuentran con barreras o desigualdad en el acceso a los servicios y bienes
sociales son también quizás las menos equipadas y sin embargo son ellas quienes están más
rápidamente cargadas con la responsabilidad –a través de la maternidad temprana-- para construir
un futuro mejor para sí mismas y quienes las rodean.
Las opciones y decisiones que los adolescentes y jóvenes de hoy en día hacen, o que están hechas
para ellos en contra de su voluntad, sobre su sexualidad, relaciones de pareja, el matrimonio y la
maternidad influyen críticamente sean o no saludables y de las cuales puedan aprovechar al
máximo oportunidades de educación, empleo y participación política, y, en gran parte, los adultos
en los que se convertirán.
 
Las y los jóvenes son un activo invaluable para cualquier país. Pero con cualquier activo, el potencial
depende de la inversión adecuada en el tiempo. El desarrollo de base amplia e incluyente que
aumenta también el acceso de los adolescentes y jóvenes a una educación de calidad, educación
integral de sexualidad y atención de la salud (incluidos los servicios de salud sexual y reproductiva),
promueve el acceso equitativo a la información y los servicios, construye su voluntad y crea
oportunidades de empleo y empresariales.
Los retos que los jóvenes enfrentarán a medida que heredan la responsabilidad del desarrollo
económico y social de sus países son numerosos, complejos y de enormes proporciones. Su futuro
está cargado de incertidumbre:
• ¿Tienen todos los jóvenes acceso a las oportunidades para desarrollar las habilidades y
conocimientos que les permitan mitigar los riesgos y aprovechar las oportunidades que puedan
surgir?
• ¿Están todos los jóvenes en buena salud física y emocional, para que su capacidad de
adaptación ante el desafío esté mejor asegurada?
• ¿Existen barreras para su disfrute universal de los derechos humanos, y cómo podemos
desmantelar mejor éstas y promover la igualdad?
• ¿Están las economías y las comunidades creciendo de una manera que va a crear
oportunidades suficientes y equitativas de trabajo para los cientos de millones de jóvenes a punto
de entrar en la fuerza laboral?
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Acerca de UNFPA
UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas es la agencia principal de la ONU dedicada a contribuir a
un mundo donde cada embarazo sea deseado, cada parto sea sin riesgos y cada personas joven alcance su
pleno desarrollo. UNFPA amplía las posibilidades para que tanto mujeres como hombres gocen de visas
productivas y saludables. Trabajamos alrededor de 150 países que representan el 80 por ciento de la población
mundial. Trabajando con el sector gubernamental y a través de alianzas estratégicas con otras agencias del
Sistema de Naciones Unidas, la sociedad civil y el sector privado, hacemos una gran diferencia en la vida de
millones de personas, especialmente aquellas que se encuentran en condiciones de exclusión