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México D.F., 24 de septiembre de 2010— En el marco del Año Internacional de la Juventud, dedicado a las y los jóvenes del mundo y proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Fondo de Población de las Naciones Unidas en México (UNFPA), se une a la iniciativa    del instaurar el 26 de septiembre como Día nacional para la prevención del embarazo no planificado en adolescentes, impulsada por más de 15 organizaciones del gobierno y de la sociedad civil orientada a reforzar las estrategias y los programas nacionales para brindar atención y servicios de calidad para la salud sexual y reproductiva de los y las adolescentes, con la finalidad de fortalecer las acciones preventivas que les permita a los y las jóvenes construir un proyecto de vida satisfactorio y una vida libre de riesgos. La prevención del embarazo en adolescentes no es tarea sólo del sector salud, compete también al sector educativo, al de desarrollo social, a los organismos de la sociedad civil, a la iniciativa privada y a los medios de comunicación, entre otros sectores. Por lo que el UNFPA recomienda reforzar los mecanismos de coordinación inter‐sectorial para asegurar una atención integral a las y los adolescentes. Actualmente, el número de personas jóvenes es el más grande de toda la historia de la humanidad: 1,200 millones de personas tienen entre 15 y 24 años de edad.

El 85 por ciento de estos jóvenes viven en países en vías de desarrollo y una gran cantidad de esta población vive en situación de pobreza, alrededor del 45% de todos los jóvenes, sobreviven con menos de dos dólares diarios. En la región de América Latina y el Caribe, alrededor del 50% de las y los adolescentes menores de 17 años ya son sexualmente activos antes de cumplir los 18 años de edad, de los cuales, el 65% no usaron una protección anticonceptiva ni contra las infecciones de transmisión sexual en su primera relación sexual. Cada año dan a luz 16 millones de adolescentes en el mundo.  El 90% de estos embarazos ocurre en países en desarrollo. En la región de América Latina y el Caribe y aproximadamente el 38% ocurre en América Latina y El Caribe. Los riesgos de un embarazo en la adolescencia están fuertemente asociados con las desigualdades, la pobreza y a la inequidad de género. Las probabilidades de que las adolescentes de entre 15 y 19 años mueran debido a complicaciones durante el embarazo o el parto son dos veces mayores que las de una mujer de 20 a 30 años.

A nivel mundial, cada año mueren más de 536,000 mujeres por causas relacionadas con el embarazo y el parto. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) hace un llamado a invertir en los y las jóvenes ya que son el presente y lo que se haga aquí y ahora para potenciar su    desarrollo pleno es lo que determinará la suerte de nuestras sociedades en el futuro. Es preciso promover políticas e inversiones que aseguren una mejor la calidad de vida de la población joven que está en condiciones de mayor vulnerabilidad, incluyendo a las mujeres jóvenes, jóvenes indígenas, jóvenes discapacitados y jóvenes migrantes o refugiados.

El señor Diego Palacios, Representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas en México hace un llamado a la acción para redoblar los esfuerzos para la prevención de los embarazos no planificados entre la población adolescente mencionando las siguientes recomendaciones para la acción:

• Reforzar las acciones orientadas a garantizar el ejercicio de los derechos de las y los adolescentes, en particular, en lo que se refiere a sus derechos reproductivos y salud sexual. Garantizar este derecho implica realizar adecuaciones normativas; fomentar el apoyo comunitario y la participación de los adolescentes; así como mejorar la estructura de los servicios, para hacerlos amigables y adecuados a las diferentes edades, grupos geográficos y étnicos. Estos servicios deben incluir el abastecimiento oportuno de insumos de salud reproductiva y asegurar el acceso a los métodos anticonceptivos y para prevenir el VIH a todo adolescente que lo solicite

• Impulsar el desarrollo de políticas que consideren la dinámica demográfica, que respondan de manera efectiva a los cambios de la estructura de la población,  y se armonicen con las políticas de combate a la pobreza, con la finalidad de que se potencialicen las inversiones en los jóvenes y se puedan aprovechar los beneficios del bono demográfico

• Apoyo para el diseño e implementación de estrategias con perspectiva intercultural y de género, orientadas al desarrollo de habilidades para la vida y la educación de la sexualidad. Lo anterior debe partir del reconocimiento de la heterogeneidad y diversidad de los distintos grupos de jóvenes.  

• Invertir en la población adolescente permitirá a los Estados ahorros de miles de millones de dólares en productividad perdida y gastos públicos directos a consecuencia del abandono escolar, del embarazo en la adolescencia, de toxicomanías, delincuencia y de contraer el VIH/SIDA. Dichas inversiones arrojarán dividendos a largo plazo a las economías nacionales y beneficiarán no sólo a la generación actual, sino a varias generaciones futuras