Los años 2014 y 2015 marcan el final de una serie de compromisos que hicieron los gobiernos durante los años 90 y el comienzo del 2000, compromisos que marcaron una diferencia en el mundo sobre cómo era concebida la idea de desarrollo mundial y que marcaban principios para el trabajo poniendo los derechos de las personas y el planeta por encima de los progresos meramente económicos, ya que rara vez estos avances representan un impacto en la vida de las personas. Estos acuerdos están reflejados en la Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo- 1992, el Programa de Acción aprobado en la Conferencia Internacional de Población de Desarrollo- 1994 y en la Plataforma de Acción de Beijing- 1995.