Desde sus inicios, la pandemia de COVID-19 ha impactado de forma muy heterogénea a la población mexicana. Este impacto ha ido cambiando a lo largo del tiempo, del territorio y de las características demográficas. En un primer momento, la COVID-19 comenzó afectando a adultos y adultos mayores, en su mayoría hombres, con ciertas comorbilidades. En los estudios sobre la mortalidad, se ha encontrado que existen diferenciales por sexo que determinan una mejor sobreviviencia de las mujeres sobre los hombres. Las poblaciones femeninas han demostrado ser evolutivamente más capaces de sobrevivir que las masculinas, principalmente por cuestiones genéticas, hormonales y de comportamiento.