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Por su ubicación geográfica, características climáticas, orográficas e hidrológicas, así como por su actividad volcánica y sísmica, México es propenso al impacto de una gran variedad de fenómenos naturales, los cuales combinados con una alta vulnerabilidad y exposición pueden derivar en desastres, a lo que se suma los provocados por las actividades humanas. Las consecuencias negativas de los desastres se incrementan por las malas condiciones ambientales, sociales y económicas que existen en amplios sectores de la población, lo que genera altos niveles de vulnerabilidad en muchas regiones del país (OCDE, 2013).

Las mayores afectaciones de los desastres se encuentran en las localidades más vulnerables y de alta marginación. Ejemplo de lo anterior fueron los desastres registrados en septiembre de 2017 en donde se presentaron dos sismos de magnitud 8.2 y 7.1 respectivamente, lo cual derivó en 700 municipios con declaratoria de desastre, de los cuales el 59.9% presentan grado de marginación alto y muy alto (CENAPRED). 

Adicional a lo anterior, durante los desastres y otras emergencias la  Salud Sexual y Reproductiva se pasa por alto con facilidad. Datos del Diagnóstico nacional sobre la incorporación de la perspectiva de género en la Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (GIRPC), que se elaboró en 2020, revela que a nivel nacional sólo el 45% de las unidades estatales de Protección Civil declara que en situaciones de emergencia llevan a cabo acciones para prevenir y/o atender la violencia contra las mujeres y las niñas; el 19% lleva a cabo acciones para la atención y/o cuidado de la salud sexual y reproductiva; y el 39% trabaja en estrategias o acciones para la asignación equitativa del trabajo de cuidado de niñas, niños, adultos mayores, PcD o preparación de alimentos.

Por lo anterior no es casual que muchas mujeres pierdan el acceso a la planificación familiar durante los desastres, exponiéndose a embarazos no deseados en condiciones peligrosas. Asimismo, la ruptura de los sistemas de protección a menudo conduce a un aumento de la violencia de género; las mujeres, niñas y adolescentes se vuelven más vulnerables a la violencia sexual, la explotación y las infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH.

Finalmente, las necesidades de la población con orientaciones o identidad de género diferente a la heteronormatividad no se visibilizan y, a menudo se descuidan, exponiéndolas a discriminación, violencia, riesgos a su salud y otras amenazas.
 

Nuestro desafío

Trabajamos para que los servicios de Salud Sexual y Reproductiva, la prevención y atención a la violencia de género, sean parte de los planes de reducción de riesgos de desastres en los tres niveles de gobierno. 

Se requiere redoblar esfuerzos para:

  • Fomentar la cultura de prevención de riesgos de desastres.
  • Combatir y atender a la violencia sexual y basada en género en todo momento, incluyendo en situaciones de emergencias y desastres.
  • Integrar a las parteras profesionales, parteras tradicionales y personal comunitario a las acciones en favor de la reducción de riesgos de desastres.
  • Visibilizar las necesidades e incluir acciones para atender a adolescentes y prevenir los embarazos en este grupo de edad en emergencias, con énfasis en menores de 15 años.
  • Visibilizar las vulnerabilidades y necesidades de la población con una expresión e identidad de género diferente a la heteronormativa e impulsar acciones para responder a estas necesidades.

Nuestras estrategias

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) aborda la violencia de género en entornos de ayuda humanitaria con una amplia gama de servicios que se impulsan con aliados como son Organizaciones de la Sociedad Civil y Gobierno principalmente.  Asimismo, desde 2005 el UNFPA participa en la dirección del Área de responsabilidad de la violencia de género del Grupo de Protección Mundial que supervisa la respuesta de la comunidad humanitaria a la violencia de género. 

Actualmente el UNFPA en México implementa el proyecto Resiliencia, Salud y Participación Comunitaria, cuyo objetivo es impulsar herramientas para fortalecer la resiliencia en el primer nivel de atención del sector salud, así como la resiliencia  comunitaria desde los enfoques de la Salud Sexual y Reproductiva (SSR) y la Reducción de Riesgos de Desastres (RRD).

Asimismo,  el equipo del UNFPA participa de forma permanente en la Mesa de Trabajo con Perspectiva de Género en la Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, coordinada por la Dirección General de Vinculación, Innovación y Normatividad, de la Coordinación Nacional de Protección Civil, cuyo objetivo reside en establecer estrategias de colaboración entre la Coordinación Nacional de Protección Civil, los sectores público, privado y social, Gobierno Nacional y Subnacionales para incorporar la perspectiva de género en el funcionamiento del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC).

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